Ya hace años que se oye hablar del calzado minimalista para correr. Éste parece ser que aporta una sensación casi idéntica a correr descalzo y se reducen en gran medida los riesgos de lesión que aparecen en la mayoría de corredores aficionados (sobrecargas en el piramidal, molestias en las rodillas, fascitis plantares, tendinitis del tendón de Aquiles, en la fascia lata,…)
El problema no reside en ponerse el calzado y ya está, sino en no adoptar la postura y técnica adecuadas.
Con este tipo de calzado desaparecen todos los componentes amortiguadores y correctores del impacto de la pisada; pero si se sigue corriendo como antes de cambiar el calzado lo más probable es que aparezcan y se incrementen las lesiones.
Por lo tanto, es muy importante aprender a realizar la nueva técnica. Realmente, la técnica no es nueva, la llevamos incorporada en nuestros genes. Si observamos a un niño correr veremos que lo realiza sin esfuerzo y sin problemas.De hecho, varios estudiosos de la carrera, se basaron en la observación de tribus ancestrales (Méjico, y algunas de Kenia) para ver cómo corrían descalzos.
Pero para la gran mayoría de nosotros (sobretodo los aficionados), el calzado moderno nos la ha desvirtuado y modificado.
Es importante tener paciencia para adquirir el movimiento natural. Desaprender la técnica adquirida e incorporar progresivamente la nueva sin lesiones. Primero hay que empezar por tener mayor sensibilidad propioceptiva en los pies, y poco a poco ir realizando ejercicios que nos ayudarán a sentirnos mejor y más cómodos.
También es muy importante ser grabado corriendo con el calzado habitual para ver los errores posturales y mejorar con más facilidad. Ya que una cosa es lo que uno se imagina sobre si mismo y sus gestos, y otra la realidad.
Evidentemente, la jungla urbana no es apropiada para ir descalzo, pero con un buen calzado barefoot se tendrán sensaciones casi parecidas. Y lo que es mejor, un riesgo de lesiones muy bajo.
Pero eso sí, lo recalco de manera muy importante: sin ayuda de un buen profesional es casi imposible hacerlo bien, con lo cual la condena al fracaso está servida.